En la ciudad de Mar del Plata hordas antiteas llenas de odio agredieron a cientos de pacíficos ciudadanos y a personal policial, provocaron múltiples destrozos y robos en la ciudad, destruyeron el acceso a la Catedral, e intentaron profanarla e incendiarla.
¡A esto hemos llegado, luego de décadas de promoción -directa o indirectamente- por parte de la partidocracia argentina de la inmoralidad relativista y toda clase de vicios, y de su absoluta inacción cómplice frente a los frutos de sus políticas!
¿QUÉ ESPERA EL ESTADO ARGENTINO PARA PROHIBIR DE UNA VEZ POR TODAS A LOS GRUPOS QUE PROMUEVEN EL ODIO HACIA LA IGLESIA CATÓLICA, Y SIEMBRAN EL CAOS Y LA VIOLENCIA?
¿No fue acaso suficiente la sangre derramada en el pasado en luchas fratricidas en nuestra amada Patria?
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