En el día de la Natividad de la Santísima Virgen María, nos alegra recordar también la advocación mariana de Nuestra Señora de Covadonga.
¡Fue María, quién –con amor de Madre y Reina- impulsó a Don Pelayo y sus aguerridos astures a emprender la Reconquista de la Hispania desde la Santa Cueva de Covadonga!
Esos defensores, a pesar de estar rodeados por terribles enemigos y en absoluta inferioridad numérica, no se rindieron, y –por la gracia de Dios- resultaron victoriosos. Fue el principio de una larga y dura lucha…
Nuestra misma existencia, aquí, en estas tierras argentinas, constituye un eco de aquella batalla.
En este mariano día, demos gracias a Dios por haber sido precedidos en la historia de la estirpe hispana por tantos valientes, y consagremos nuestra vida a María Santísima, sirviendo bajo su mando en la causa de una nueva Reconquista.
¡Seamos dignos herederos de aquellos bravos de los montes cantábricos que no se dejaron someter, y emprendamos la liberación de la Patria Argentina y de toda la Hispanidad, oprimida hoy también por enemigos de Jesucristo!
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