Gracias a Dios, y luego de mucho esfuerzo, ha salido finalmente "El Libro Negro del INADI o la Policía del Pensamiento" del camarada Cristian Rodrigo Iturralde.
La obra ha sido editada por Unión Editorial y está prologada por el Dr. Juan Gabriel Labaké, Adrián Salbuchi y Octavio Guzzi. El libro, que contiene 370 páginas, ya está disponible en Club del Libro Cívico, en Librería Huemul y, a partir del lunes 20 de julio de 2015, en otras librerías de Ciudad de Buenos Aires. Los que desean, también pueden pedírmelo vía correo electrónico a Unión Editorial (union@lugardelibros.com). Se hacen envíos al interior y al extranjero.
Para aquellos que no se encuentran consustanciados con el tema, a continuación trascribimos las Notas del Autor del libro y compartimos una entrevista a Cristián Rodrigo Iturralde realizada por el Lic. Juan Manuel Soaje Pinto para el Canal TLV1.
La obra ha sido editada por Unión Editorial y está prologada por el Dr. Juan Gabriel Labaké, Adrián Salbuchi y Octavio Guzzi. El libro, que contiene 370 páginas, ya está disponible en Club del Libro Cívico, en Librería Huemul y, a partir del lunes 20 de julio de 2015, en otras librerías de Ciudad de Buenos Aires. Los que desean, también pueden pedírmelo vía correo electrónico a Unión Editorial (union@lugardelibros.com). Se hacen envíos al interior y al extranjero.
Para aquellos que no se encuentran consustanciados con el tema, a continuación trascribimos las Notas del Autor del libro y compartimos una entrevista a Cristián Rodrigo Iturralde realizada por el Lic. Juan Manuel Soaje Pinto para el Canal TLV1.
NOTAS DE AUTOR
El Libro Negro del INADI o la Policía del Pensamiento
I.- Mucho hemos meditado y repensado acerca de si escribir o no este sintético ensayo analítico, crítico, sensible, contracorriente; espinoso en demasía. Los fundamentos a este propósito eran variados y de diferente espesor y hondura. Habrá que convenir que los tiempos que corren distan bastante de aquella ínsula pintoresca, pacífica, justa, tolerante, imaginada por Santo Tomás Moro en los albores del siglo XVI. Tampoco ofrece el mundo moderno y contemporáneo aquel soplo primaveral de aire dulce y fresco, impoluto: aquella libertad absoluta e integral que pacifistas, utópicos, liberales y marxistas han venido prometiendo desde 1789.
Por este motivo, no podíamos dejar de advertir las consecuencias editoriales y académicas que podrían significarnos la publicación de este trabajo, puesto que, actualmente, todo pensamiento de ruptura con el status quo y el orden “políticamente correcto” suele ser castigado con el ostracismo más voraz y el silencio más ensordecedor; para el autor de un libro así, no es otra cosa que la muerte en vida.
Al mismo tiempo, y por lo mismo, buenos amigos y familiares señalaban otro asunto de meridiana gravedad: el posible peligro al que nos expondríamos tratando esta cuestión, pues hemos visto ya sobradamente cómo la Ley Antidiscriminación puede y suele ser interpretada –y aplicada– antojadizamente. Si se ha llegado al extremo inconcebible de perseguir penalmente a religiosos por predicar ciertos pasajes de la Biblia e incluso a autores de incuestionable probidad académica y reputación mundial que -bien provistos de documentación- han cuestionado la veracidad de supuestos “hechos históricos”… ¿Qué no podría sucedernos a nosotros?
Asomaban asimismo con vida propia otros dos interrogantes esenciales, plausibles de alguna consideración, correlativos uno del otro. En primer lugar nos interpelábamos acerca de si acaso prestaríamos algún servicio de utilidad escribiendo este libro. Pues lo cierto es que –más allá del ahilamiento de ciertos hechos y del rescate de ciertos sucesos olvidados– no ofrecemos ni volcamos aquí ninguna documentación clasificada o información de difícil acceso al gran público. Debemos confesar, además, que siempre hemos considerado un tanto infructuosa y estéril la tarea de abocar grandes esfuerzos a tratar cuestiones coyunturales, efímeras; asuntos que en cuestión de minutos resultan obsoletas y en una hora completamente inservibles. Luego decantaba por inercia el segundo de los interrogantes mentados: es decir, si en caso de que efectivamente la temática y las coyunturas actuales ameritaran la publicación de este trabajo, ¿estábamos a la altura de la acuciante y ambiciosa tarea que nos asignábamos?
Estos fueron a grandes rasgos algunos de los factores que nos detuvimos a analizar, a pensar y pesar minuciosa y pacientemente.
Finalmente arribamos a la impostergable conclusión de que había que seguir adelante con la empresa propuesta originariamente. Esto es, continuar con los estudios: examinar al INADI, sus elementos constitutivos (nacionales e internacionales), sus socios, su estructura, dependencias, objetivos, su incidencia en la sociedad, su poder real, atribuciones y su proceder a lo largo de sus casi 20 años de existencia.
Los motivos que terminaron por convencernos fueron particularmente cuatro:
1) el velocísimo y dirigido proceso de inversión cultural al que la sociedad ha sido sometida en los últimos años, casi sin advertirlo;
2) el desconocimiento generalizado que existe de la incidencia determinante en la sociedad y en las políticas actuales (aun entre personas bien informadas) que este organismo tiene;
3) la sorpresiva inexistencia de publicaciones críticas, escritas y audiovisuales sobre este controvertido órgano fundamental del Gobierno/Estado;
4) la inmensa cantidad y calidad de la documentación que habíamos logrado reunir hasta el momento, exponentes de una serie de gravísimas irregularidades y de una manifiesta parcialidad del organismo referido. Lo que es una cuestión singularmente grave si consideramos que su objeto “declarado” es la promoción y defensa de la libertad de expresión y de los DDHH de todos los ciudadanos argentinos.
II.- Durante el proceso de conformación del presente libro hemos entrevistado a importantes dirigentes políticos como Federico Pinedo (Diputado por el PRO), Alberto Asseff (Diputado Nacional por el Partido UNIR), Nora Guinzburg (ex diputada nacional por RECREAR) y distintos intelectuales, profesionales y religiosos del país, que –más allá de las diferencias políticas, ideológicas y/o religiosas– han tenido la generosidad de compartir sus inquietudes y puntos de vista, colaborando de esta forma en la confección de la obra.
El esquema propuesto intenta dilucidar una serie de interrogantes elementales. Tras casi dos décadas de existencia – tiempo más que prudente para comenzar a analizar el proceder, utilidad y efectividad de una institución-, entendemos que la sociedad argentina debe formularse las siguientes preguntas: a) ¿Ha cumplido el organismo con la misión para la cual fue creado?
b) ¿Ha actuado con la objetividad y transparencia que demanda un organismo de estas características?
c) ¿Se ha procurado nutrir al INADI de personas y funcionarios provistos de la idoneidad profesional y moral que exige la causa de la defensa de los DDHH?
d) ¿Ha logrado el INADI mantenerse independiente y libre de la influencia y direccionamiento del poder político; particularmente del partido gobernante de turno?
e) ¿Ha justificado el presupuesto de 100 millones de pesos anuales que recibe de los contribuyentes argentinos?
Es de esperar que el lector pueda encontrar –parcial o totalmente– tales respuestas en este trabajo.
III.- Adelantándonos al tratamiento de la cuestión y a algunas de las conclusiones, podrá afirmarse, sin temor a exagerar, que el INADI es tal vez una de las instituciones estatales más cuestionadas y desacreditadas de la historia argentina. Sin embargo, inexplicablemente, a pesar de sumar cada día nuevos y gravísimos capítulos de escándalos y parcialidades manifiestas, continúa siendo beneficiada por el Gobierno Nacional con mayores recursos y prebendas.
A lo largo de este ensayo, a través de los hechos documentados procuraremos ofrecer los elementos necesarios que permitan formar un cuadro y juicio bastante certero y objetivo sobre el INADI y su accionar. Los sucesos investigados permiten establecer que el organismo, so pretexto de la defensa de los DDHH, pareciera cumplir una quíntuple función: política (en favor del oficialismo), cultural e ideológica (implementación del relativismo, con el consiguiente influjo del marxismo cultural), internacional (en doble medida: a) promoviendo y haciendo cumplir en nuestro país resoluciones y postulados de organizaciones como la ONU y otras, a modo de quinta columna; y b) actuando por acción u omisión en beneficio del sionismo y del Estado de Israel), policial (vigilando y monitoreando, persiguiendo y difamando a los disidentes de cualquiera de estos grupos) y hasta judicial (presionando sobre los jueces y oficiales de la Justicia para que sus dictámenes sean acatados).
En rigor, habrá que decir que los resultados arrojados por esta investigación no podrán sorprender en demasía; es decir, encontrar al INADI, sus máximos funcionarios, socios y progenitores sospechados o envueltos directa y desembozadamente en casos de corrupción, evasión fiscal, robo, intentos de homicidio, apología del terrorismo, infanticidio, trata de personas, proxenetismo, narcotráfico, drogadicción, secuestro, arbitrariedades, persecución institucional, política, ideológica y religiosa, discriminación arbitraria, campañas de difamación, operativos de desinformación, enfrentamientos callejeros, violencia inaudita, insultos, maltrato laboral, despidos injustos y variopintos abusos… ya que –dato fundamental e imposible de omitir– el mentado organismo (con sus formas actuales) y sus titulares son creaturas, precisamente, de Horacio Verbitsky y Néstor Kirchner.
El primero, ex líder terrorista (miembro destacado de la Organización armada Montoneros, que a lo largo de la década del 70 dejó un saldo de unas 2000 víctimas mortales). El segundo, notorio y fallecido especulador en la misma década, sospechoso – entre muchas otras cosas– de haber aprovechado su condición de Presidente para aumentar obscenamente su patrimonio económico.
A estos se impone añadir una extensa nómina de aliados políticos con similar prontuario, tales como Hebe de Bonafini (apologista del terrorismo, acusada de malversación de fondos, lavado de dinero y discriminación), el ex juez de la Corte Suprema Eugenio Zaffaroni (apologista de la droga, sospechado de proxenetismo y acusado de estafa al Fisco), el juez Norberto Mario Oyarbide (acusado de corrupción y mal desempeño en sus funciones), Carlos Kunkel (cuadro de fuste de la agrupación armada Montonero), Isaac Jacobo Grossman (secuestrador convicto), Carlos García Muñoz (violador convicto) y el extinto Eduardo Luis Duhalde (abogado de terroristas), entre tantos otros.
IV.- El presente ensayo no pretende ser exhaustivo. Queda aún mucho por profundizar, investigar, cuestionar. Posiblemente haya deficiencias en un libro como el presente; libro que era preciso abreviar pues la materia elegida remite forzosamente a considerar decenas de agentes y pormenores; obliga a tener en cuenta sus puntos concordantes pero también sus asimetrías, no pocas veces casi imperceptibles. Este trabajo, por tanto, no pretende ser un estudio definitivo sobre el INADI sino apenas una aproximación; un mero “disparador” que aliente a otros a la realización de obras más completas. El presente libro desea prestar un servicio desinteresado, advirtiendo al ciudadano –y al político, sobre El libro negro del INADI o la policía del pensamiento todo– aquello que yace al descubierto pero que los medios de comunicación, en general, han colaborado en callar.
Por último y a modo de advertencia para los Fiscales de la Opinión, dejemos asentado desde este mismísimo instante lo que debiera ser una obviedad: ni el libro ni el autor pretenden en modo alguno ofender, estigmatizar o perjudicar a persona o grupo alguno (minoritario o mayoritario, lo mismo da). Lo que aquí se procura es, sencillamente, poner cada cosa en su lugar y llamar a cada cosa por su nombre. Este libro es para todos los argentinos de buena voluntad, cualquiera su ideología, religión, condición social, raza o pensamiento.
El grupo al que el INADI fustiga y estigmatiza con singular ensañamiento y denomina “el varón, blanco, instruido, joven, pudiente, heterosexual, cristiano y sin discapacidad visible” (sic), es también parte de la sociedad argentina y, como tal, pasible de derechos.
Se haga justicia para TODOS.
Cristián Rodrigo Iturralde
No hay comentarios:
Publicar un comentario