“Esto digo para todos mis hijos: Dios no quiere que os humilléis ante el enemigo, tampoco quiere que os destruya, sino que lo enfrentéis.
Nada temáis porque el Señor va al frente de cada batalla.
Que vuestra voluntad no se vea empequeñecida, sed fuertes, que tenéis la presencia del Todopoderoso.
Amén. Amén.”
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