El 1 de Enero celebramos la solemnidad de Santa María, Madre de Dios, que coincide con el inicio de un nuevo año civil. La Iglesia nos recuerda que a Cristo lo recibimos siempre de manos de la Virgen Madre, que nos lo ofrece como a los pastores y a los Magos. Ojalá, también nosotros, lo acojamos en la fe, dejando que ocupe el centro de nuestra vida. Entonces, podremos encaminarnos confiadamente al encuentro de lo que está por venir, sea lo que sea. Su presencia, humilde pero cierta, nos consolará constantemente y nos dará fuerzas para seguir adelante y superar cualquier dificultad.
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