Allá por el año 1906, un 15 de Junio, nacía, bajo el nombre de León Joseph Marie Ignace Degrelle, en Bouillon, Bélgica, aquel quien fuera el fundador del Movimiento “Christus Rex”, de inspiración católica.
Allí, en el seno de una familia numerosa en la pequeña ciudad belga de Bouillon, cerca de la frontera francesa, en la calle de Collége N° 29, nace León Degrelle. El padre, Edouard Degrelle, era de origen francés y había sido diputado permanente por esa región por el Partido Católico, por lo cual, desde la más tierna infancia la lucha política fue una constante en su educación. Por parte materna, el abuelo había sido igualmente un destacado político y médico de La Roche, así como un mecenas de la cultura y de la literatura siendo incluso miembro fundador del diario "Lavenir du Luxembourg" que cubría esa región, el mismo diario en donde el joven Degrelle publicará su primer aporte literario el 2 de Noviembre de 1925, cuando tenía tan solo dieciocho años recién cumplidos.
Como muchos otros de los jóvenes belgas, estudiaría en los jesuitas y en la Universidad Católica de Lovaina entrando en contacto con lo mejor de la intelectualidad católica de la época y siendo influenciado ideológicamente por el gran pensador francés Charles Maurras. Desde muy pronto las jerarquías religiosas se fijan en él, se hace íntimo de Monseñor Picard, encargado de las todopoderosas Juventudes de Acción Católica. Degrelle se hará cargo de las ediciones católicas “REX”, que estaban en plena bancarrota moral, no económica pues las seguían sosteniendo la Iglesia mediante subsidios pero nadie las leía. En unos meses Degrelle había hecho del negocio un asunto próspero, sacaba tiradas de 100.000 ejemplares en cada ocasión y supo rodearse de una serie de colaboradores magníficos como José Streel, Victor Matthys, Jean Denis, Paul Crockaert, Pierre Daye, etc, al tiempo que lograba que los más destacados intelectuales de derechas del país escribieran para su editorial.
A comienzos de los años '30 se afilió a Acción Católica y comenzó a trabajar para una pequeña editorial católica llamada “Christus Rex” , que publicaba un periódico homónimo. Viajó a México como corresponsal para cubrir la Guerra Cristera que se libraba entre los Camisas Doradas y el gobierno mexicano, que de acuerdo a la Constitución había impuesto restricciones a la religión católica. El grito de guerra de los cristeros, ¡Viva Cristo Rey y Santa María de Guadalupe!, impresionó profundamente a Degrelle, quien a su regreso en 1934 fundaría “Les Editions de Rex” y empezaría a movilizarse en el Partido Católico belga para promover un curso de acción más militante.
Rápidamente descubrió Degrelle la importancia de la prensa y de la palabra, escrita y oral, en un mundo cada vez más ávido de información. Sacó, durante esos años, varios semanarios a la calle: "REX" de información política y de sociedad, "Vlan" de información general, "Soirées" que pretendía ser un semanario dedicado al mundo del cine, de la moda, con gran despliegue fotográfico. El éxito fue arrollador levantando en pocos meses una editorial que hasta ese momento languidecía cercana a la quiebra y tan sólo sobrevivía gracias a las subvenciones eclesiásticas. Su fama de propagandista católico hizo que las jerarquías del Partido católico considerasen que el joven Degrelle podría tener futuro en el seno del partido. De hecho, en un primer momento, el propio Degrelle creyó que se podría reformar el partido desde dentro y dar a la juventud belga una referencia en éste. En las elecciones de 1932 las ediciones “REX” y Degrelle jugaron un importante papel en la propaganda del Partido Católico, con el resultado de un elevado incremento de los votantes. Sin embargo pronto comenzaron las primeras desavenencias…
REX, ALTERNATIVA DE FUTURO.
Alrededor de Degrelle se agrupaban centenares de jóvenes estudiantes "rexistas", llamados así por distribuir la prensa de “Rex”, que comenzaban a pedir reformar dentro de las juventudes del partido Católico, un mayor compromiso social, en definitiva una ruptura con la línea tradicional del partido pero sin salirse del mismo. Degrelle se resiste, aún cree que se puede reformar desde dentro y por ello va al congreso del partido Católico de Courtrai en noviembre de 1935. Degrelle se presenta con tres centenares de camaradas e intenta participar para denunciar la situación del partido, en especial el desprestigio que supone tener a su frente a un político corrupto (el ministro Segers). No se le permite intervenir, y Degrelle toma una medida drástica tomando la palabra aun en contra de los dirigentes del partido, su verbo inflama a los jóvenes presentes mientras Degrelle lanza serias acusaciones contra la dirección del partido. Es el punto de no retorno, finalmente ha comprendido que la colaboración con la derecha burguesa es inútil.
Tres semanas más tarde, como consecuencia de lo que se vendrá a llamar el "Golpe de Courtrai", el primado de Bélgica, Cardenal Van Roey decreta que los sacerdotes no participen en las actividades de “REX”, llegando incluso a pedir que se trabaje activamente para detener la ascensión de “REX”. Los superiores de los establecimientos de enseñanza de muchachos y muchachas emplearán todos los medios necesarios para que sus alumnos queden ajenos a la agitación rexista, decía la declaración episcopal hecha pública el 20 de Noviembre de 1935. Ello excita más aún a Degrelle, que siempre ha amado los retos y pruebas difíciles, especialmente cuando iban dirigidos a su persona. Inmediatamente Degrelle organiza a su gente; Victor Matthys los CAP (Cuadros de Propaganda), Jean Denis y José Streel elaboran los programas y fundamentos doctrinales. Toda la maquinaria está en marcha y unos jóvenes de apenas veintitantos años se lanzan a la formidable aventura de hacer flotar un partido político contracorriente. Todo un reto. Apercibidos de la imposibilidad de seguir en el Partido Católico, el 21 de Febrero de 1936 rompe definitivamente el Partido Católico con Degrelle y prohíbe la militancia conjunta en ambas organizaciones, hasta entonces muchos eran los dirigentes juveniles de éste que colaboraba con Rex en contra de los deseos de la Iglesia. La mayoría seguirán a Degrelle en la aventura que acababa de comenzar. El 23 de ese mismo mes, Degrelle había organizado un gran mitin público en Namur, asisten a él cerca de cinco mil jóvenes, y aquí presenta públicamente el programa que habrá de regenerar la vida pública de su país. La excitación es palpable, se siente que algo nuevo está gestándose.
Las elecciones generales se convocan para el 24 de Mayo y Rex decide concurrir como un partido pero tiene graves problemas financieros y está falto de cuadros y militantes. Degrelle se lanza a captar candidatos, a organizar los grupos de militantes en cada pueblo y en cuestión de semanas todo está listo y Rex se lanza de lleno a la campaña electoral. Nadie cree que Rex pueda tener éxito, pero el entusiasmo de los rexistas, la mayoría sin derecho a voto por ser bien menores de edad (en aquella época 23 años) o mujeres (sin derecho de voto en Bélgica por entonces), hace que las perspectivas más optimistas se vean desbordadas por los resultados. Y es que no hay una valla en toda Bélgica que no tenga propaganda rexista. Los mítines se suceden, Degrelle llegará a dar hasta doce mítines en una jornada. La prensa rexista, en especial el nuevo diario, “Le Pays Réel”, un diario de cuatro páginas vendido a veinticinco céntimos, anuncia los mítines cada día como una agenda apretada de pueblo en pueblo. Es aquí donde se harán visibles las extraordinarias dotes de Degrelle como orador y tribuno, pues logra mantener en vilo a un auditorio durante horas llevando así a cada rincón de su amada Bélgica el mensaje de paz y de revolución social de Rex.
Rex es ante todo un movimiento de profundas raíces cristianas. Degrelle jamás lo negaría y hasta su muerte seguiría fiel a la Iglesia Católica, con una visión social revolucionaria basada en la Doctrina Social de la Iglesia.
No sería hasta más cerca de la guerra mundial (años 1937-1938) cuando Rex se acercaría claramente a posiciones fascistas, y no hasta 1941-1942 en que evolucionarían hasta el Nacionalsocialismo. Sin embargo la posterior evolución ideológica de Rex no debe interpretarse como una claudicación de principios iniciales. Todo lo contrario, se trata de un avance en posiciones sociales y de visión del mundo fruto de un mayor conocimiento de la realidad del continente al cual pertenecemos incorporando la Doctrina Social-Europeísta. En palabras del propio Degrelle, en un artículo publicado durante el conflicto desde el frente del Este en una publicación europeísta, “La Jeune Europe”: "Estabamos particularmente asqueados por la bajeza espiritual de nuestro tiempo. Preocupados por el deseo de volver a traer una gran pureza y un gran fervor a las masas ávidas de un ideal. No nos asustaba decir, al principio de Rex, que eramos la pasión ardiente de los Apóstoles”.
La ideología rexista de primera época comparte, en gran medida, los postulados clásicos de los llamados Pre-Fascismos, es decir cercano a movimientos que en algunos casos evolucionarían hacia el Fascismo pero que también pudieron optar por convertirse en una derecha autoritaria (CEDA en España, Engelbert Dollfuss en Austria, Nasjonal Samling en Noruega). Estos principios se pueden articular entorno a varios conceptos básicos: nacionalismo unionista a favor del estado belga, autoritarismo, corporativismo, partidarios de la monarquía como cabeza del estado, confesionalismo católico. Aunque hay otros autores que ha preferido definir a Rex como una organización completamente nueva, de marcadas tendencias socializantes, así, en palabras del historiador Paul Fassange "uno puede decir que el rexismo era una clase de socialismo popular, radical, idealista y estetico”. Además Bélgica tenía un problema nacionalista particular, la situación incompatible entre las comunidades flamencas y valonas (francófonas estas últimas) del país. Desde la formación de Bélgica como estado, a principios del siglo XIX, los flamencos habían exigido formar parte de Holanda o un estado independiente. Los valones, grupo dominante en lo intelectual y en la clase económica, siempre observaron con desconfianza las pretensiones flamencas de progreso social. Degrelle, consciente de esta situación y que las bases de Rex era mayoritariamente francófono, intenta dar una solución radical al problema basado en una convivencia separada de las comunidades, cercano al autonomismo. Esto no será siempre comprendido por algunos dirigentes valones de su movimiento.
El 24 de Mayo se celebraron las elecciones generales, el resultado fue un éxito contundente, Rex cosechó 21 diputados y 12 senadores, que equivalía a un 11,49% de los votos totales del país. Sin embargo es importante considerar que Rex era un partido mayoritariamente valón y francófono. Y es allí donde Rex triunfa. En determinadas provincias valonas supera con facilidad la barrera del 30% de los votos barriendo a los partidos tradicionales, no solo de derechas sino también de izquierdas (Católico, liberal, socialista). La sorpresa fue de tal magnitud que los partidos tradicionales ahora si que tenían que comenzar a tomarse en serio las propuestas de este grupo de jóvenes radicales.
A partir de ese momento Rex comienza a articularse como un partido en toda regla, hasta entonces había sido más o menos la aspiración de un grupo de jóvenes liderados por Léon Degrelle. El llamado "Frente Popular de Rex" se amplía, se crean potentes sindicatos corporativos, las secciones juveniles crecen, los locales rexistas se abren en cada rincón del país, los cuadros de dirigentes se jerarquizan. Rex participa y tiene algo que decir, en cada problema que afecta al país: huelgas mineras y portuarias, corrupción política, ascenso del nacionalismo, etc. Envía a sus militantes delante del parlamento con escobas para avisar que su movimiento pretende limpiar el país. Este símbolo, la escoba, se ha convertido en algo mítico en Bélgica, no es raro ver partidos actuales utilizar este símbolo en sus campañas, por el ejemplo el VIaams Blok. Degrelle es la estrella de ese año 36 en toda Europa, incluso es recibido por altas autoridades de la Iglesia, el monarca y en el extranjero por Mussolini y Hitler. En Octubre suscribe un espectacular acuerdo de colaboración con los nacionalistas flamencos, el VNV que controla cerca del 20-25% de los votos en Flandes, para avanzar políticamente en las aspiraciones conjuntas de cada movimiento. Degrelle está ahora convencido de estar cerca del poder. Y lo está, por ello la campaña de desprestigio que lanzan los partidos tradicionales es impresionante. No hay día en que la prensa controlada por éstos no insulte o intente manchar la imagen de Degrelle, siempre sin éxito. En Octubre, coincidiendo con una manifestación de masas en memoria de los caídos en la Primera Guerra Mundial, se suceden los rumores sobre un golpe de estado rexista, rumores sin viso de realidad. Degrelle siempre confirmó que el golpe pudo ser real, se le había ofrecido apoyo por parte de círculos militares, pero que desechó la idea. La situación del país (corrupción, desprestigio de las instituciones parlamentarias, paro, tensión nacionalista) hacia que fueran necesarias medidas drásticas para salir del atolladero, pero "siempre desde la legalidad", recordaba Degrelle.
La situación que eligió Degrelle para intentar derribar al gobierno se le presentó en la primavera de 1937, después de haber mostrado su fuerza en Bruselas donde reunió en Enero a más de 20.000 oyentes cada noche en las "Seis Días de Rex" que se celebraron en el palacio de los deportes. La mayor concentración política hasta entonces celebrada en Bélgica. Confiado, hizo dimitir a un diputado por Bruselas y se presentó personalmente retando al principal dirigente parlamentario, Van Zeeland, a competir por la plaza vacante. Aceptó el reto, sin embargo ningún otro partido presentó candidaturas. Normalmente hubieran sido 6 o 7 candidatos para la plaza por lo que bastaría con obtener un 15-20% de los votos para ganar. Y esto era lo que tenía Degrelle asegurado. Hasta los socialistas y comunistas hicieron frente común con los Católicos Liberales para derrotar a Degrelle, que sólo lo apoyaban además de Rex, los autonomistas del VNV. Y lo consiguieron. Degrelle perdió la elección con un 19% de los votos. Y la Iglesia había vuelto a tomar partido contra Degrelle, rompiendo su independencia nuevamente en la lucha personal que libraban contra Rex.
En la declaración episcopal del que después colaboraría felizmente con los ocupantes alemanes, el Cardenal Van Roey recordaba a todos los católicos belgas, "estamos convencidos que constituye un peligro para el país y para la Iglesia. Y en consecuencia el deber de todo católico leal el 11 de Abril es evidente. Y toda abstención debe ser reprobada". De todas maneras no se trataba de un fracaso (una quinta parte de los votos en la capital del país, cuando enfrente estaban todos los demás partidos del espectro político), aun cuando se propagó un sentimiento de desánimo entre las filas rexistas, los más conservadores y procatólicos, burgueses en definitiva, comenzaron a abandonarlo. lnfluyó, y esto lo creyó siempre el propio Degrelle, en esta derrota la inesperada intervención del Cardenal Van Roey, siempre dispuesto a participar cuando se trataba de interferir en la trayectoria de Degrelle. Apenas dos días antes de las elecciones parciales este cardenal primado había pedido el voto para Van Zeeland, algo que hasta se podría entender al ser éste del Partido Católico, pero el cardenal incluso llegó a condenar y prohibir a los católicos votar a Degrelle.
En un país profundamente confesional como la Bélgica de 1937 esto era un tremendo problema de conciencia para un católico practicante. El resto del año 37 es igualmente desmoralizador para Rex. Dimiten y abandonan el movimiento viejos camaradas como Hubert d'Ydewalle, Pierre Daye; se rompe el acuerdo con el VNV, la prensa de Rex comienza a tener graves problemas económicos y se observa en la calidad del papel y en la presentación. Degrelle, ante la situación debe tomar medidas drásticas. Sabe que la partida no está perdida y que ha llegado el momento de reavivar las ilusiones de sus militantes y simpatizantes.
A partir de ahora entra en una nueva fase el movimiento rexista, mucho más interesante y de clara evolución Pro-Fascista. El punto culminante de esta evolución se encuentra en el congreso de Lombeek-Notre-Dame, municipio cercano a Bruselas donde el alcalde es rexista, el 10 de Julio de 1938. Allí se concentran más de 60.000 militantes y simpatizantes a fin de demostrar a sus detractores que el movimiento rexista no está acabado y que Degrelle tiene un poder de convocatoria elevado. Nunca antes se había reunido tal masa de personas en un acto político en Bélgica. La estetica es claramente fascistizante: Degrelle aparece ante un auditorio uniformado de negro; las banderas ondeando al viento; los discursos inflamados desde una tribuna decorada con motivos nacionalistas. Nadie podrá negar su parecido a los congresos del partido de Núremberg. Durante la guerra Degrelle recordará que los rexistas se sentían muy solidarios con el Nacionalsocialismo, con el Fascismo, con la Falange y con los otros movimientos nacionalistas y socialistas que levantaba la esperanza de la juventud revolucionaria de toda Europa.
La Europa de los podridos y la Europa de las Patrias Unidas comenzaba su duelo a muerte. Sin embargo los resultados en las municipales de Octubre no son esperanzadores. Pero Degrelle no se desanima. En Abril de 1939 las elecciones legislativas arrojan 4 diputados y 4 senadores (4,43% de los votos globales). Rex sigue siendo una fuerza importante, aunque se haya querido manifestar lo contrario, pero reducido a determinadas zonas (En el Luxemburgo cosecha en determinadas zonas más del 20% de los votos, en conjunto el 12,7%) y desaparece prácticamente de Flandes. En esta ocasión es elegido el propio Léon Degrelle, marcando otro récord pues es el diputado más votado de Bélgica en su circunscripción. Degrelle sigue confiando en su estrella y en la Fe, en un ideal, pero la guerra se acerca peligrosamente y su estallido producirá una profunda ruptura, no sólo para Degrelle, sino para toda Europa.
LA GUERRA
El 3 de Septiembre de 1939 las potencias aliadas declaran la guerra a Alemania. Ha estallado la Segunda Guerra Mundial y Degrelle exige con todas sus energías que Bélgica permanezca ajena a este conflicto. Se debe mantener la neutralidad es su consigna y así lo repite incesantemente en las editoriales de su prensa y en todas las tribunas. Especialmente revelador es su artículo "Solidaridad de Europa" que publica el 30 de Noviembre de 1939 donde canta a la unidad de Europa, mucho antes que nuestros políticos de la Unión Europea. "La unidad europea es un hecho. Todos somos partícipes de Atenas y de Roma, nobleza y fuerza que ha regado nuestro destino desde siempre", y , continúa diciendo, "sin duda, el Dios por el que Europa ha militado dos mil años aclarara lo malos tiempos y detendra a tiempo este suicidio". Desgraciadamente nadie le escucha y el 10 de Mayo, presionado por las circunstancias estratégicas y por las maniobras del gobierno belga, Alemania se ve obligada a ocupar Bélgica. Durante 18 días el ejército belga resiste heroicamente, muchos militantes y dirigentes rexistas caerán en el campo de batalla contra los alemanes, mientras los servicios de seguridad franceses se dedican a una auténtica caza al hombre deteniendo a posibles "espías". En una de estas redadas es detenido Degrelle, sin que se le respete su inmunidad parlamentaria ni su deseo de incorporarse al ejército. Se le deporta a Francia, en un acto de flagrante ilegalidad, se le tortura y está a punto de ser ejecutado. Por ironías del destino sobrevivirá a la masacre de Abbeville donde más de una veintena de detenidos, entre ellos indefensos ancianos y mujeres, son asesinados impunemente por los soldados franceses, entre estos está el conocido líder flamenco Joris van Severen. El relato de estos días es espeluznante. Ni los peores relatos de los ficticios campos de concentración alemanes puede asemejarse a las escenas trágicas de esta masacre. Todos creen que Degrelle ha muerto, incluso sus compañeros de partido y la prensa alemana lo declara muerto.
El 28 de Mayo Bélgica se rinde y comienza oficialmente la Ocupacion Alemana. La primera postura de Rex, dirigida por una junta provisional hasta que Degrelle volvió del campo de concentración de Francia, es de oponerse a las autoridades alemanas y no colaborar. Así casi durante medio año no hay apenas signos de colaboración, mientras los restantes partidos, incluso el Comunista, se desviven por colaborar con las nuevas autoridades. Degrelle volverá a Bruselas en Julio de 1940 y se encuentra con un vacío de poder en Bélgica y decide aprovechar el momento.
En Enero de 1941 Degrelle ya ha retomado definitivamente el timón y el mando del movimiento colocando a su lado a sus dos inseparables camaradas Victor Matthys y José Streel. En la editorial de año nuevo del diario "Le Pays Réel", que ha vuelto a salir, Degrelle acaba con un enérgico "¡Heil Hitler!". Ha optado por la vía de la colaboración sincera con el Nuevo Orden. Inmediatamente los rexistas van copando puestos en la administración pública y los cuadros del movimiento se reorganizan. Las secciones de asalto salen nuevamente a la calle (Formaciones de Combate-FC), las juventudes (Juventud Legionaria) desfilan al mando del mítico John Hagemanns por los pueblos de Valonia, ya sin las restricciones de la preguerra en cuanto a uniformidad (la ley contra las milicias) y el uso de estandartes y elementos paramilitares. Y, presionado por la realidad, Degrelle firma un acuerdo de reparto político de Bélgica con el VNV flamenco, apoyado por las autoridades alemanas. “REX” controla Valonia, y el “VNV” Flandes, mientras que Bruselas queda para los dos, aunque mayoritariamente flamenco. Sin embargo un nuevo factor entrará en juego y que hará girar radicalmente al líder valón. En Junio de 1941 estalla la guerra con la URSS, y Degrelle no puede quedar ajeno cuando el futuro de Europa está en juego.
A los pocos días Degrelle, con la ayuda de su lugarteniente Rouleau, anuncia la creación de un Cuerpo Franco para combatir contra el Comunismo. Dos semanas después el primer contingente partirá en uniforme rexista para el campo de instrucción y poco después al frente. A la cabeza de estos está Degrelle, que ha renunciado a un nombramiento de oficial por parte del propio Hitler. Así lo atestigua su cartilla militar, no simplemente su testimonio. Cerca del 80% de los voluntarios son rexistas, creen que la guerra acabará pronto y que entonces se podrá reanudar la labor en la patria. Pero será infinitamente larga y el movimiento se resiente. Victor Matthys y José Streel, al mando de éste en Bélgica, tienen ante sí una labor difícil: intentar calmar los ánimos de los miles de militantes y dirigentes rexistas que desean partir al frente, sin darse cuenta de la importancia del frente interior para administrar el país. De hecho muchos dirigentes lograrán marchar, aun en contra de la voluntad de Degrelle y derramarán su sangre defendiendo la causa que abrazaron. Joseph Pévenasse, Paul Mezzetta, John Hagemanns y centenares de conocidos nombres más. ¡Jamás se ha visto tal deseo de sacrificarse por una causa común como la mostrada por esos hombres!.
Las batallas se suceden y las cifras de bajas son escalofriantes (39% en Gromovaja-Balka, 52% Tcherkassy, 80% en Estonia) y las exhaustas filas deben ser rellenadas constantemente con nuevos voluntarios llegados de Bélgica, muchos de ellos adolescentes de apenas 16-17 años. Su valía será reconocida por los alemanes, en ocasiones unidades completas recibían la preciada Cruz de Hierro, lo cuál era inusual.
En 1943 Degrelle, que siempre se distinguió por acciones espectaculares, anuncia un viraje radical en su programa político. Los valones son parte de la Europa germánica y por lo tanto a la par con los alemanes afirma Degrelle ante un auditorio atónito. Degrelle juega la carta de la reordenación territorial de Europa y ve la posibilidad de lograr una posición en la Nueva Europa, rompiendo los viejos moldes de los estados nacionales de preguerra. Esta toma de posición no es compartida por algunos de sus dirigentes, excesivamente conservadores como José Streel y abandonan Rex aunque la más evidente fascistización del movimiento atrae a millares de jóvenes a sus filas mientras los veteranos conservadores lo abandonan. En Mayo se produce el acuerdo Himmler-Degrelle y la legión valona, antes en el ejército alemán, ingresa en las Waffen SS como miembros de pleno derecho. Es un paso decisivo y hará del lema de la orden negra "Mi honor se llama fidelidad" su divisa para el resto de su vida. Las primeras experiencias en las Waffen SS son sangrientas y en Febrero de 1944 se produce la ruptura del cerco de Tcherkassy en Ucrania y Degrelle recibe la Cruz de Caballero de Hitler personalmente. Es el momento culminante en la carrera militar y política de Degrelle. Ningún extranjero había sido recibido así por el propio Führer. La credibilidad política de Degrelle no se ponía en duda y sabía que había conquistado con honor un puesto en la nueva Europa. Sus voluntarios y él haran una gira triunfal por Bélgica antes de retornar al frente. En Bruselas son centenares de miles de belgas los que le aclaman por las calles de la capital en un día nublado de abril. Sus discursos multitudinarios animan a las masas. Será la última ocasión de estar con su pueblo de esa manera, cinco meses después, Bruselas sería liberada por las tropas aliadas y la población aclamará a las tropas de Montgomery de la misma forma. Degrelle incluso viaja a París para lanzar el mensaje europeísta a los franceses, tan carentes de líderes capaces de aunar las voluntades.
Sin embargo la situación en Bélgica es difícil. Mientras Degrelle y los valones combaten cuerpo a cuerpo en Estonia, los aliados desembarcan y avanzan por Francia en el verano de 1944. Por todos lados la administración civil se desmorona y Rex es la única alternativa de poder real existente. Sin embargo los atentados terroristas se repiten contra familiares y dirigentes rexistas. Los terroristas de la llamada "Resistencia" consideran que para hostigar a los rexistas y "apoyar" al esfuerzo bélico aliado hay que asesinar a mujeres y niños en nombre de las libertades. No pasa un día que no sean masacrados y mutilados horriblemente niños a la vuelta de los colegios, mujeres en la cocina, padres de familia volviendo de la Misa. Simplemente por ser hijos, esposas o padres de un rexista. Los terroristas demócratas no escatiman medios para ello. En algunas ocasiones acaban con militantes rexistas como el alcalde de Charleroi, Englebin, asesinado junto a su hijo de pocos años y su esposa. Era alcalde siendo consciente que su antecesor en el cargo, el veterano rexista Teguels, había sido asesinado unos meses antes. El asesinato de Englebin era un acto insensato y que no podía ser sino una provocación. Este alcalde rexista era uno de los dirigentes más populares en su ciudad. Respetado y admirado por muchos nadie esperaba que fuera asesinado. Victor Matthys y Joseph Pevenasse ordenan a sus cuadros resistir a la provocación. No desean que Bélgica se convierta en un baño de sangre. Sin embargo es imposible resistir a la llamada de la sangre y perderán la paciencia. A finales del verano comienzan las contrarrepresalias por parte de comandos rexistas. En julio es asesinado el hermano de Degrelle, Edouard, un simple farmacéutico que no era siquiera miembro del partido. Se ha superado la barrera de lo tolerable y comandos rexistas ejecutan a conocidos resistentes. Curiosamente, tras la guerra, decenas de rexistas serían "ajusticiados" por estas contra represalias mientras que los terroristas eran condecorados...
En el Frente del Este, lejos de las tensiones en Bélgica, el fragor del combate cuerpo a cuerpo era permanente. Degrelle es condecorado con las Hojas de Roble y el preciado pasador de combates cuerpo a cuerpo: 67 nada menos, que le vale para recibirla en oro. Es el no alemán más condecorado. Todo alemán tiene obligación de saludarlo en posición de respeto. Incluso generales. Son los privilegios de ser portadores de la Cruz de Hierro. Es aquí cuando Hitler pronuncia esas míticas palabras: "Si tuviera un hijo, querría que fuera como Vd".
En septiembre Bélgica es ocupada parcialmente por los aliados. Degrelle es condenado en diciembre a la pena capital en rebeldía y se persigue con saña a los rexistas que no han logrado llegar a Alemania. Mientras Degrelle es nombrado Volksführer por Hitler, caudillo de los valones, demasiado tarde... La ofensiva de las Ardenas será la última esperanza que se desvanecerá pronto. Degrelle participa activamente en la ofensiva. Sin embargo, el fin está cerca y es la última vez que pisará su patria antes de partir hacia el exilio.
Los primeros meses de 1945 son terribles, por un lado la patria ha sido ocupada; los camaradas son perseguidos y sus familias asesinadas. Es la llamada "Depuración" que como una nueva inquisición se posó sobre la Europa liberada para perseguir, en nombre de la Libertad yla Democracia, a aquellos que habían apoyado al bando perdedor. Mientras los rusos amenazan con inundar Europa y llegar hasta las mismas puertas de Bruselas. Los voluntarios combaten en Pomerania codo a codo con las restantes nacionalidades de la Waffen SS: los mejores representantes de todos los países de Europa. En Abril muere Hitler en Berlín y la guerra se acaba. Degrelle ordena a sus hombres resistir y lograr escapar de la represión. Por su parte, él alcanza Noruega para seguir combatiendo pero ya no hay voluntad de resistir. Quisling desea acabar cuanto antes. Las autoridades alemanas han recibido órdenes de no resistir. El ocaso de los dioses es un hecho. Pero Degrelle se niega a rendirse. Jamás lo ha hecho antes. ¿Por qué lo iba a hacer ahora?, máxime sabiendo el futuro que le espera si vuelve a Bélgica donde está condenado a muerte. El suicidio le parece una alternativa cobarde. Hay que combatir: "Si los buenos no combaten, triunfan los malvados", decía un dicho que hizo suyo.
EL EXILIO
En un avión cedido por Joseph Terboven, Reichkomissar alemán en Noruega que se suicidaría horas después, logra atravesar toda Europa y llegar a las playas de San Sebastián, al norte de España. Mientras, su familia es detenida, incluso su esposa que pasará muchos años encarcelada. Sus ancianos padres encarcelados sólo por el hecho de tener esta condición, morirán en prisión. En España residirá por más de cuatro décadas, casi cinco, apoyado por fieles camaradas españoles que evitarán que sea extraditado. El General Francisco Franco le prestó su apoyo incondicional. A finales de los años 60 ya no había peligro que fuera extraditado o secuestrado por terroristas judíos. Ya era ciudadano español y Bélgica había públicamente reconocido que era un "extranjero" aunque la prescripción de la pena de muerte se prorrogó expresamente diez años más, hasta 1974, en lo que se llamó "Lex Degrelliana". Sin embargo Degrelle jamás repudió su patria, la cambió por Europa.
Todos los que pudimos conocerle personalmente recordamos con cariño como contaba con sensibilidad sus aventuras juveniles y el paisaje de ese país que tanto amó. Hasta el último día de su vida recordó y se preocupó por el futuro de Bélgica. Damos Fe de ello. Dedicó el resto de su vida a propagar el ideal a las juventudes de Europa y a recopilar sus vivencias, no como un anciano que recuerda mejores épocas, sino como un joven que desea dejar algo para la posteridad. Cuando se dirigía a los jóvenes nunca decía "antes era" sino "el futuro debe ser así". Estaba convencido que viviría para ver su sueño realizado: una Europa unida en un ldeal. Una juventud luchando por un futuro mejor, familia, paz, prosperidad...
A escasos meses de comenzado el año 1994, más precisamente, el 31 de Marzo, en Málaga, entrega su alma al Creador.
¡REX VAINCRA!
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