31/10/17

A 500 AÑOS DE LA “REFORMA PROTESTANTE”, NADA QUE CELEBRAR.


A 500 años de la Reforma Protestante, ó, a mejor decir, de la Revolución Protestante, en el Vaticano, y desde allí a todo el orbe católico, se apoya e incentiva a la celebración del Cisma más grande en toda la historia de la Iglesia. Apoya el Vaticano y anima a celebrar al heresiarca por antonomasia, Martín Lutero, a celebrar su acérrimo ataque a Dios, a Su Iglesia, al Santo Sacrificio de la Misa, a Su Madre la Santa Virgen María, al Papa, a Sus Santos, y a todos aquellos que por Cristo y Su Iglesia afirmaron y confirmaron su amor y fe firmando con sangre.
Aquellas ciudades a las cuales el Protestantismo sometió bajo su aberrante rostro y pestilente plana sufrieron en carne propia la soberbia y el odio que éste aun hoy destila. A todo Fiel Católico, a fuerza de ejecución y tortura, se lo sometió a punto tal de verse así impelido a abandonar sus tierras o a convertirse al Protestantismo. A modo de ejemplo, vaya lo que se da en llamar, “La Conquista de Irlanda”, genocidio éste de los más importantes. Al comenzar Enrique VIII su persecución contra la católica Irlanda, existían más de mil Monjes Dominicos, de los cuales solo dos sobrevivieron. Así se desató una guerra que duraría siglos entre protestantes y católicos.
Año es este en el cual se cumplen 500 años del Cisma. Año en el que a la par, en lugar de volver a condenar la Herejía Protestante con renovada fuerza, se la “Concelebra”, en clara unión entre el Clero y la Secta Protestante, en varias Parroquias de Argentina.

Así decía Martín Lutero:


Cuando hayamos aniquilado la Misa, habremos aniquilado el Papado en su totalidad. Porque es sobre la Misa, como sobre una roca, que el Papado se apoya con sus Monasterios, sus Obispados, sus Colegios, sus Altares, sus Ministros, y sus Doctrinas. Todo esto se derrumbará necesariamente cuando sea derribada su Misa Sacrílega y Abominable.” (Libelo contra Enrique VIII - Heresiarca Martín Lutero).

Así decía San Francisco de Sales:

Con los herejes: con quienes propagan herejías contra la religión católica, hay que ser fuertes y no permitir que se les apoye ni se les alabe, porque el mal que pueden hacer es muy grande.”
A lo cual, y de manos de éste gran Santo, concluimos que, ó se está con la Doctrina, ó se está en contra de la misma. Aquellos que pretendan apelar a la “Libertad Religiosa”, al “Ecumenismo”, o a cualquier figura conceptual hija del actual y reinante relativismo, sepa que Cristo Es Uno, Su Iglesia y Doctrina son Una, y no admiten por tanto, adornos y disfraces, no existe aquello que dan en llamar “Estrategia”, no existe término medio; abomina Dios de todo esto y por su boca lo vomitará. Se está con Dios o contra Dios.
El Sacrosanto Concilio de Trento condenó el Protestantismo y hoy es aceptado y sobre todo “Celebrado” por quien fue nombrado Vicario de Cristo, el Papa Francisco I.
Esta profanación de la Casa de Dios, llamada “Concelebración”, es total responsabilidad del Papado y el Clero que lo permite a la par que ataca a los Fieles que defienden la Fe. Es hacer caso omiso de las atrocidades cometidas por los luteranos, de las blasfemias e insultos a lo más sagrado, el Cuerpo de Cristo; es celebrar las matanzas y el odio Luterano a la Santa Iglesia.
A día de hoy, aquella Iglesia que en un tiempo, abierta, clara, y firmemente condenó a Martín Lutero y su Herejía Protestante, ha dejado de existir, así por tanto, quien debiera ser luminaria para el mundo, ha dejado de serlo, dejando abandonado y a la deriva a aquel rebaño sobre el cual el mismo Cristo dió potestad. Acéptese o no y a pesar de muchos, al Papa Francisco I le cabe la máxima responsabilidad al respecto.

Con Dios o contra Dios.

Somos la Iglesia Clandestina.

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