Hoy honramos a uno de nuestros grandes héroes: el Almirante Blas de Lezo, quien salvara a la América Hispana de caer en las garras inglesas.
Una pierna, un brazo y un ojo, le bastaban a Don Blas para ser… ¡INVENCIBLE!
No obstante ello, ese estratega gigante de los mares, con gran humildad, atribuía sus victorias a las "misericordias de Dios".
¡Cuánto deben aprender de él nuestros inútiles y corruptos gobernantes, quienes se vanaglorian hasta el ridículo, y -mientras el caos se enseñorea de la realidad nacional- sólo empeñan su tiempo en intentar que el pueblo crea que ellos son el Alfa y Omega de la Historia!
¡Viva Don Blas de Lezo!
¡Viva la Hispanidad Católica!
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