25/5/13

"EL QUE NO ACEPTE EL REINO DE DIOS COMO UN NIÑO, NO ENTRARÁ EN ÉL"


Evangelio según San Marcos 10,13-16.

"Algunas personas le presentaban los niños para que los tocara, pero los discípulos les reprendían. Jesús, al ver esto, se indignó y les dijo: 'Dejen que los niños vengan a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios pertenece a los que son como ellos. En verdad les digo: quien no reciba el Reino de Dios como un niño, no entrará en él'. Jesús tomaba a los niños en brazos e, imponiéndoles las manos, los bendecía".

El Reino de Dios es particularmente para los inocentes, para los que como hijos se abandonan totalmente en manos de su padre, para los que entienden que los problemas de difícil solución encuentran su respuesta en este abandono, en la ingenuidad e inocencia de niño, donde frente al asombro del misterio de Dios entienden que la confianza es el puente directo para llegar a Dios. 

Tal respuesta tiene que ser recibida con amor humildad y sencillez. Jesús nos invita a este Reino pero nos dice que lo recibamos como niños y ésta hermosa invitación nos lleva a otro llamado de Jesús que tiene que ver con esta pedagogía cuando dice: te aseguro que, si uno no nace de nuevo, no puede ver el Reinado de Dios. Nicodemo le responde: - ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo?, ¿podrá entrar de nuevo en el vientre materno para nacer de nuevo? Le contestó Jesús: - Te aseguro que, si uno no nace de agua y espíritu, no puede entrar en el Reino de Dios. De la carne nace carne, del espíritu nace espíritu (Juan 3. 1-6). Con estas palabras Jesús nos lleva, si se quiere, al principio de la vida donde vivir no es voluntad propia sino que nuestra vida es total dependencia del otro. Es en este estado donde Jesús nos dice que recibamos el reino en un depender del otro, el otro que es Dios sabe lo que necesitamos , sabe lo que necesita el alma para estar en plena comunión con Él. 

Así pues recibamos con felicidad y fidelidad todos los acontecimientos buenos y malos de la vida porque seguramente será para nuestra mejor edificación en la Fe y cuando una realidad particular nos sobrepase, sepamos que la respuesta de Dios no se hará esperar y vendrá a nuestro llamado siempre y cuando busquemos su auxilio desde lo más profundo de nuestro amor, inocencia y sencillez.

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