Como todos sabemos, hoy 1 de Mayo, es el Día Internacional del Trabajador. Ahora bien, si el movimiento obrero organizado es la columna vertebral de nuestro movimiento nacional y no existe mayor fuerza que un pueblo concientizado luchando por su liberación, la primera explicación a nuestro estado paupérrimo, a la pobreza, al desempleo, el atropello y la precariedad laboral que nos asola, es que las primeras afirmaciones son una burda mentira o bien que la enfermedad del liberalismo caló tan hondo en nuestra sociedad que terminó por corromperlo todo, nuestra moral, nuestra educación, nuestras costumbres; falsificó nuestra historia a tal grado de cambiar nuestra identidad como Nación que así hoy asistimos a los últimos intentos de romper las cadenas que nos sujetan al SISTEMA FINANCIERO INETRNACONAL, AMO Y RESPONSABLE DE LA ESCLAVITUD DE LOS PUEBLOS.
Tiempo atrás afirmamos que, la “VERDADERA INDEPENDENCIA ES ROMPER CON EL IMPERIALISMO SIONISTA Y LA USURA”, brevemente vamos a explicar esta consigna y como ella es vital para el pueblo trabajador.
Es de entender que los adoradores de Mammón, dueños del capital bursátil y prestamista internacional, o los administradores de turno que hoy rigen a primera instancia los designios del pueblo argentino, se rasgarán las vestiduras como los maestros de la ley o los fariseos del templo, mismo así hemos de sostener que el dinero no es una herramienta de trabajo, que no es justo que cuando el pueblo aporta su capacidad creadora y la fuerza del trabajo, única productora real de riqueza, un montón de zánganos vivan de capitales improductivos.
Por eso decimos, es de vital importancia para la salud del pueblo, tomar conciencia del estado en que nos sumergió el capitalismo y su ideología liberal, totalmente inmoral, que sostiene la idea del préstamo a interés y la usura de cualquier índole. Hoy nos invade, nos corroe por dentro de tal forma que hasta en los círculos más populares o más simples es común el ansia de lucro insaciable, una concepción de la vida orientada exclusivamente a valores materiales, dejando de lado los valores morales, la camaradería o la visión del bien común por encima del propio, vivimos en el egoísmo, el hedonismo y la perversión democrática, le rendimos culto al mal gusto, a las malas costumbres y a todo lo vil que promueven los medios de ”comunicaSION” desde las sombras.
Esta cosmovisión llevada al extremo logró una descomposición y corrupción que explica porque el movimiento obrero hoy no tiene capacidad de lucha ni puede alzar la voz ante la injusticia, el próximo paso de la sinarquía será volver a sumergirnos en una guerra fratricida con la falsa contraposición del comunismo ateo u otras ideas subversivas como respuesta a la opresión capitalista y el sistema impuesto por la economía liberal cuando en realidad son dos caras de una misma moneda, dos formas de manipular el mundo que el SIONISMO usa hace mucho tiempo y que ya cobró millones de vidas, pero nunca había puesto a su servicio toda la bajeza, la avidez del poder, la sed de venganza, el ansia de riquezas, la envidia y la mentira de una manera tan astuta y sin embargo brutal como ahora.
Es el interés, la afluencia de bienes sin esfuerzo, la posesión de dinero sin ninguna clase de trabajo, el capital prestamista en concepto de interés e interés de los intereses que supera toda nuestra capacidad de análisis y asombro, lo que ha hecho crecer las grandes potencias del dinero que hoy oprimen al mundo.
La grandiosa historia del invento del juego de ajedrez es conocida y nos ilustra sobre la progresión numérica. El rico rey indio Sherham concedió al inventor del real juego, en agradecimiento, el cumplimiento de una petición. Esta consistió en que el rey le diera sobre la primera casilla del tablero de ajedrez un grano de trigo, sobre la segunda dos, sobre la tercera cuatro, y así siempre sobre la casilla siguiente la cantidad doble de la casilla anterior. El rey se sonrió ante la aparente modesta solicitud del sabio y dio orden de traer una bolsa de trigo para repartir a cada casilla los granos de trigo. Se sabe que el cumplimiento de este deseo era imposible aun para el príncipe más rico del mundo. Todas las cosechas del mundo, en mil años, no alcanzarían a llenar los 64 casilleros del tablero de ajedrez.
Empréstitos y obligaciones estatales, empréstitos ferroviarios, empréstitos para desarrollo, para la industria, hipotecas, en suma títulos de préstamos de diversa índole han envuelto a toda nuestra vida económica de un modo tal que ahora entidades económicas mundiales rigen nuestro futuro.
Una concepción errónea e inmoral según la cual toda propiedad tiene derecho a renta, nos ha puesto en la servidumbre del Poder Internacional del Dinero. Esta resistencia interna que todos tenemos contra el interés y la renta de todo tipo sin el agregado de trabajo, se extiende a través de la vida espiritual de todos los pueblos y de todas las épocas, solo que hoy tomar conciencia y resistir a la sinarquía es una cuestión de vida o muerte. Las guerras en el mundo árabe o en el continente africano, los atentados bajo bandera falsa en Europa u otras formas de violencia más sutiles son los métodos que ellos usan para exterminar a quienes se resisten y no forman parte del sistema financiero internacional.
Observemos que la política internacional es el marco de la política nacional, pero con el debido respeto, un día hemos de decir junto a nuestro Reverendo Padre Leonardo Castellani:
“Nadie por honrado que sea, puede con métodos estrictamente parlamentarios o con leyes —por más perfectas que sean—, enderezar un país de hombres depravados. (...)
Algún día saldrá un argentino en esta tierra, capaz de decir: ‘Aquí no manda la plata sino la Patria’. Pero primero habrá que hacerle decir a la Patria (y eso es lo difícil): ‘Aquí manda Dios’.”
Algún día saldrá un argentino en esta tierra, capaz de decir: ‘Aquí no manda la plata sino la Patria’. Pero primero habrá que hacerle decir a la Patria (y eso es lo difícil): ‘Aquí manda Dios’.”
Deberíamos visar por sobre todas las cosas que en nuestro país existe una sola clase social, el trabajador, y un solo patrón económico, el trabajo.
Para poder decir sin dudas ni miedo a equivocarnos, FELIZ DÍA DEL TRABAJO, debemos erradicar primero el Imperialismo Sionista, el Liberalismo, el Capitalismo, y el Comunismo y su lucha de clases.
Promover políticas educativas, sociales y sanitarias que dignifiquen la persona humana, definir de forma clara la política que guíe la autodeterminación de nuestro pueblo y así marchar todos juntos hacia ese destino de grandeza.
Ante todo el bien común, el respeto, la felicidad del pueblo en la verdad y la justicia, esas son las premisas que nos permiten decir:
¡FELIZ DÍA NACIONAL DEL TRABAJO!
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