Cuando jures la Bandera
y te acerques a besarla,
piensa que pones los labios
en el rostro de la Patria.
Será el gesto más puro
la caricia más honrada,
porque al besar la Bandera
besas la Argentina amada.
Entre sus pliegues de seda
se quedarán tus palabras
para que el Señor te premie
si las cumples y las guardas.
Y si al fin mueres por ella,
ella será tu mortaja.
Tu cuerpo descansará
en los brazos de la Patria.
Porque te juro hijo mío
Argentina está completa
en la enseña azul y blanca.
P. Alberto Ezcurra
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