Por Juan Gabriel Labaké (publicado en su perfil de Facebook el 18/01/2017)
Al cumplirse dos años de la muerte del Dr. Nisman, llama la atención el desesperado intento del lobby anglosajón-israelí por tergiversar los hechos que rodearon el trágico fin de un fiscal que llevó una doble y turbia vida durante al menos 10 años.
En ese dilatado lapso, el Dr. Nisman estuvo permanentemente al servicio de los dos más tenebrosos y anti-argentinos servicios de inteligencia del mundo: la CIA y el Mossad. Y desapareció en forma tan cruel debido, justamente, a esa dependencia bochornosa e inconfesable.
27 días antes de su muerte (el 22-12-2014) denuncié ante su superior inmediato, la Dra. Gils Carbó, la total dependencia que había aceptado Nisman respecto de la CIA y el Mossad. Demostré, en aquel extenso escrito, que el ex fiscal llevó la investigación del caso AMIA exclusivamente por los carriles que le indicaron esos dos servicios extranjeros en el tramposo y falso “Informe Internacional”, redactado por el entonces jefe de la CIA George Tenet, con la confesada colaboración del Mossad.
Dije también que ese Informe fue entregado por Tenet a Miguel Ángel Toma –jefe de la SIDE- para que lo usara exclusivamente el Ing. Antonio Stiusso, su jefe de Operaciones, en su relación con Nisman. El ex fiscal aceptó ese trato espurio, y así se inventaron las falsas acusaciones de Nisman.
Es evidente que el ex fiscal, acorralado en su propia trampa por la expulsión de Stiusso de la SIDE, debió obedecer en todo a sus “controladores” de la CIA y el Mossad y presentar la conocida denuncia contra la ex presidente y su canciller, el 14 de enero de 2015. Tan disparatada era esa denuncia que, tres días después, el propio diario LA NACIÓN debió reconocer que ella no tenía ningún asidero ni base jurídica.
También es evidente que Stiusso (es decir, la CIA y el Mossad) empujó a Nisman a cometer ese desatino, para luego no atenderle las numerosas y seguramente angustiosas llamadas telefónicos que el ex fiscal le hizo en su desesperación por saber si había alguna prueba sobre su irresponsable denuncia. No la había, y Stiusso no le atendió el teléfono durante los dos últimos días de su vida.
Ese fue el momento en que aparecieron en escena las entonces diputadas Patricia Bullrich (familiarmente atada a Israel) y Laura Alonso (políticamente dependiente de Hillary Clinton), quienes virtualmente le exigieron a Nisman presentarse ante el Congreso, decisión que para el ex fiscal significaba la muerte civil, pues quedaría al desnudo su falta de responsabilidad por la ausencia total de pruebas.
El resultado de la presión de las ex diputadas, sumada a la “desaparición” de Stussio llevaron al fiscal a su trágica decisión. A un hombre, cargado de vergonzantes e inconfesables secretos de su propia vida, sus “amigos” lo habían dejado solo frente al precipicio.
Nisman pagó muy caro el pacto del Dr. Fausto que había firmado con la CIA y el Mossad a través de Stiusso.
Esa versión mía de los hechos no ha podido ser refutada por nadie hasta hoy en uno solo de sus puntos.
A pesar de ello, los mismos tenebrosos poderes que controlaron en vida a Nisman, y lo llevaron a la muerte, son los que ahora tratan de usarlo una vez más. En una campaña inescrupulosa, que repugna a las conciencias limpias, la constelación de fuerzas que responden al lobby anglosajón-israelí intentan hoy transformar a Nisman en un héroe inmaculado, y colocarse ellos en el papel de defensores de una causa noble, siendo que la verdad comprobada es la que relato más arriba.
Quizás la Dra. Viviana Fein, y la propia madre, Sra. Garfunkel, decidan algún día contar al mundo todo lo que encontraron en el departamento de Nisman cuando entraron a él luego de su horrible muerte.
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