18/8/13

SANTA ELENA ORA PRO NOBIS


"(…) Entonces empezaron a cavar allí. He visto a la Emperatriz, cuando encontró el lugar, quitarse la corona y dejar sueltos sus cabellos. Tomó algo de su cuello y del pecho y quitóse los calzados, dejándolo todo sobre una piedra blanca y limpia. Tuvieron que cavar un foso muy profundo antes de hallar algo. Encontraron primero la cruz de un ladrón; luego, no lejos de allí, la cruz de Cristo, y después la otra. Encontraron la cruz de Cristo desarmada; pero los pedazos estaban allí en cierto orden. La tabla de la inscripción estaba algo más lejos; sobre ella el pergamino con la inscripción. Debajo de un madero del brazo de la cruz estaban los tres clavos en orden: el clavo de los pies era de un palmo y medio de largo; los otros, de un palmo. Elena mandó el clavo más grueso a su hijo Constantino. (...) Las cruces de los ladrones eran de madera redonda, sobre la cual el travesaño estaba sujeto con un tarugo de madera y sobresalía por la parte de arriba. La cruz de Cristo era de madera cuadrada, algo más ancha que gruesa, ordenadamente trabajada, y los brazos estaban hincados dentro del madero principal. Tenía también un pequeño sostén para los pies, clavado con un grueso clavo que me pareció remachado. Este sostén de los pies se encontró en la cruz, dado vuelta. He visto que Elena hizo levantar la cruz y la abrazaba. Desarmaron las otras dos cruces y las dejaron a un lado, como maderos sin valor. He pensado siempre, en mi ingenuidad, que debía haber recogido la cruz del buen ladrón. Acudieron muchas personas al lugar. Los soldados tuvieron que intervenir para mantener el orden.
He visto llevar la Cruz en una gran procesión. Traían a hombres tullidos, enfermos y paralíticos, apoyados en brazos de otros, y hasta en carritos, al paso de la procesión, y todos sanaban con sólo tocar la Cruz. (…)"

(De las “Visiones y Revelaciones” de la Beata Ana Catalina Emmerick)

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