“…basta ya de dar primacía en los centros de estudio de los católicos oficializados como auxiliares predilectos de la Iglesia a las actividades del pensamiento. Ahora de la palabra hay que pasar a la obra. Esa será la prueba de fuego para discernir quienes son realmente integrantes eficientes de la Acción Católica, y quienes nos llevan de tales ms que el nombre y el distintivo.....”
“.....La juventud inmortal de la Iglesia resplandece, y cuan maravillosamente, especialmente en el dolor. Sus hijos y sus ministros son calumniados, encarcelados, asesinados, en este siglo XX, después de todo el progreso de la civilización, y después de tantas protestas de libertad. ¿Quién podía jamás haber creído que tales persecuciones, tantas opresiones y tanta violencia podían existir?
PERO LA IGLESIA NO TEME…”
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