3/11/12

FUERA ZURDOS





1 comentario:

  1. Se trata de la cultura de la vida contra la cultura de la muerte. La primera defiende todas las formas de vida porque cree que si hay solución, esta debe suponer la existencia de lo que se vaya a solucionar. Si algo puede existir, debe provenir de algo existente, de la vida se obtiene lo que sana a la vida. La contracara es la cultura de la muerte, cultura abyecta, felona, cobarde y resignada. Escéptica hasta la médula de las promesas de la vida, desencantada de la belleza de la vida, atea al extrema de enorgullecerse de provenir de la materia muerta y bruta, como el barro o la piedra, niegan el poder sanador a la vida, reduciendo su credo a una thanatolatría, un culto a la muerte. Creen que la muerte, y no la natural sino la deliberadamente provocada, constituye alguna clase de solución, aunque esa muerte sea la ejecución de un individuo inocente e indefenso. Ellos que no esperan nada después de la muerte, esperan sin embargo que de la muerte provenga alguna solución. Contradicción visceral que acaba en neurosis. Cultura de la vida contra cultura de la muerte. La historia del mundo no ha presenciado jamás una confrontación semejante. Los límites de lo bueno y de lo malo llevados a su más neta y pura expresión. La batalla más decisiva del universo. El principio del Apocalipsis. La aniquilación de la neutralidad. El punto crítico en que ya nadie puede esconderse y todos están conminados a elegir. Es un bando o es el otro. Se recoge o se desparrama. Es la vida o es la muerte. Ante nuestros ojos se ha corrido el telón del acto final. Y no habrá, se los juro, un solo espectador.

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