El nacionalismo católico como empresa
política y misional es resultado de una voluntad, esclarecida por el saber
preciso de los grandes propósitos de la fe universal, no podemos adjudicar el
nacimiento del nacionalismo como acción de lucha por decirlo de alguna manera,
a la época de la revolución francesa, como afirman algunos conservadores, ya
que en la antigüedad misma encontramos como ejemplo al pueblo hebreo fundado
sobre los pilares de su religión y su cultura como eje y centro de la
organización de su nacion.Por tanto, el Nacionalismo se encuentra en la misma
sagrada escritura, en la cual vemos las luchas de los macabeos contra potencias
extranjeras amenazantes de su cultura y religión. El patriotismo nacional
es en esta perspectiva, eminentemente aristocrático, y es privilegio de una nobleza,
entendido en el sentido espiritual de la palabra, de la nobleza férrea de
nuestra estirpe argentina, transmitida patriarcalmente o asimilado en el caso
de los inmigrantes católicos y trabajadores que abonaron este suelo aparejados
al criollo.
Las comunidades organicas,como la
familia, la profesión, la religión no se disuelven en la Iglesia como en al acido
corrosivo de ideologías internacionales, mas bien los contiene en sentido integrador,
perfeccionando intrínsecamente su naturaleza hasta hacerlas participes de la misión
redentora de la Iglesia
de Cristo.
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