9/3/16

UN BUEN LIBRO SOBRE LAS IDEAS DE GESELL Y FRAGUEIRO, PRÓCERES DELIBERADAMENTE OLVIDADOS


Grata sorpresa causó, en quien escribe, emprender la lectura de "Keynes y Gesell ¿Nuevo Paradigma?" de Carlos Fernando Louge, libro que exhuma del sepulcro del olvido la figura de Silvio Gesell, así como la Escuela Económica del Río de la Plata, que supo elaborar soluciones concretas para las dificultades que atravesó nuestra Patria desde que comenzó su proceso de emancipación.

El autor repasa a vuelo de pájaro las ideas económicas de hombres reconocidos por nuestra historia como Mariano Moreno o Manuel Belgrano para detenerse en las ideas de un tapado de nuestra historia oficial, Mariano Fragueiro, autor, en diciembre de 1853, de lo que podría llamarse constitución económica, complementaria de la constitución política redactada en ese mismo año. 

Las ideas de Fragueiro incluían, entre otras cosas, la nacionalización del poder de crédito, sólo en manos del Estado; y la ruptura del patrón oro, porque se dio cuenta de que la emisión de dinero (y la circulación de bienes) no puede estar subordinada a la escasez o no de oro en los bancos de emisión. 

La doctrina económica de Fragueiro tuvo buena acogida hasta que la unificación de Buenos Aires con el resto de la Confederación y el auge mitrista impuso recetas made in britain que nos esclavizaron a los vaivenes del precio del oro, recetas que invariablemente llevan a crisis de inflación, de deflación, etcétera, como la de la década de 1890. Acá es donde cobra importancia el germano-argentino que da nombre al libro. 

Silvio Gesell, nacido en actual territorio belga pero que en esos días era Alemán, pero nutrido con los problemas y las soluciones esbozadas en ésta nuestra Patria, empresario, pragmático y ajeno a dogmas repetidos por los doctos como un catecismo profano, proponía un sistema diferente, tomando las ideas de Fragueiro pero añadiendo de su propia cosecha. 

Sus ideas fueron tomadas por su amigo Ernesto Tornquist, otro empresario pragmático como él, y realizador de la reforma monetaria de 1899 conocida como reforma torquiniana. Gesell, amén de obras menores, vertió sus ideas en "El orden económico natural" de 1906. Obra que por su simpleza y su sentido común, lo llevó a un ostracismo post-mortem pues sus ideas no convienen a los poderes mundiales, dueños del oro y, con él, de las finanzas de todas las naciones. 

La obra de Louge es una bocanada de aire fresco, un verdadero aporte para que el nacionalismo vuelva a ser una fuerza contestataria, con elementos conceptuales para oponerse al mundialismo que nos subyuga. Lejos del nacionalismo enmohecido de los últimos años, retórico y carente de propuestas, Louge propone, indirectamente y desde la reseña histórica, volver a economistas que nos proporcionaron durante algunos años una patria económicamente libre, y lo hace acercándonos en un idioma accesible para el lector no especializado las ideas de estos próceres no reconocidos. 


No apta para dogmáticos (Fragueiro era unitario) ni para donatistas que creen que ocuparse de la administración de los bienes temporales es pecado, todos los que quieran una Patria libre, justa y soberana para que el pueblo pueda ser santo, están invitados a leer este magnífico libro.