16/10/15

COMUNICADO DEL OBISPADO POR LOS ATAQUES A LA CATEDRAL DE MAR DEL PLATA


La catedral de nuestra diócesis sufrió un violento ataque perpetrado el domingo 11 de octubre. Fue a la hora en que numerosos fieles, entre los que había niños y ancianos mayores, salían del templo tras la celebración de la Misa. Frente a esta furia destructiva, el Obispado de Mar del Plata, expresa su indignación ante la opinión pública. Obispo y clero, religiosos y religiosas, miembros de la vida consagrada y todos los fieles laicos, formamos un solo Cuerpo. 

La agresión fue protagonizada por un grupo muy numeroso, desgajado de la marcha de mujeres autoconvocadas, que celebraron en nuestra ciudad el 30º Encuentro Nacional de Mujeres. Hemos experimentado y padecido un verdadero acto de barbarie. El abundante material fílmico y fotográfico, brindado sea por los medios de comunicación, como por las tomas de personas privadas, nos permiten medir la magnitud de un odio irracional hacia la fe cristiana y hacia la Iglesia Católica. 

Violencia física, blasfemias prolongadas, show de obscenidades, con insultos de todo calibre y graffiti dirigidos a Dios, a la Virgen María, al Papa Francisco... que pueden contemplarse aún hoy en las paredes de la catedral y también de muchas casas y comercios que se vieron damnificados. Las dos puertas corredizas de las rejas de entrada al templo fueron derribadas y los fieles que estaban en el atrio soportaron durante un tiempo prolongado interminables ataques físicos, con piedras, botellazos y otros objetos, mientras seguían rezando el rosario. 

Es muy contradictorio hablar de derechos y al mismo tiempo atacar el derecho de los demás, ofendiendo el sentimiento religioso de la inmensa mayoría de los argentinos. Querer imponer a otros con violencia el propio parecer es caer en inadmisible intolerancia. 

Como cristianos perdonamos, invitamos a orar y renovamos nuestras convicciones. Rezamos especialmente por la conversión de quienes realizaron esta violenta agresión, para que el Señor las colme de su Amor que aún no han conocido y que seguramente les está faltando. Como ciudadanos llamamos a la concordia sobre los valores del respeto mutuo y de elemental humanidad.

Obispado de Mar del Plata

14/10/15

EVITA Y EL FEMINISMO


Confieso que el día que me vi ante la posibilidad del camino "feminista" me dio un poco de miedo. 

¿Qué podía hacer yo, humilde mujer del pueblo, allí donde otras mujeres, más preparadas que yo, habían fracasado rotundamente? 

¿Caer en el ridículo? ¿Integrar el núcleo de mujeres resentidas con la mujer y con el hombre, como ha ocurrido con innumerables líderes feministas? 

Ni era soltera entrada en años, ni era tan fea por otra parte como para ocupar un puesto así... que, por lo general, en el mundo, desde las feministas inglesas hasta aquí, pertenece, casi con exclusivo derecho, a las mujeres de ese tipo... mujeres cuya primera vocación debió ser indudablemente la de hombres. 

¡Y así orientaron los movimientos que ellas condujeron! 

Parecían estar dominadas por el despecho de no haber nacido hombres, más que por el orgullo de ser mujeres. 

Creían entonces que era una desgracia ser mujeres... Resentidas con las mujeres porque no querían dejar de serlo y resentidas con los hombres porque no las dejaban ser como ellos, las "feministas", la inmensa mayoría de las feministas del mundo en cuanto me es conocido, constituían una rara especie de mujeres... ¡que no me pareció nunca mujer! 

Y yo no me sentía muy dispuesta a parecerme a ellas. 

Un día el General me dio la explicación que yo necesitaba. 

"¿No ves que ellas han errado el camino? Quieren ser hombres. Es como si para salvar a los obreros yo los hubiese querido ser oligarcas. Me hubiese quedado sin obreros. Y creo que no hubiese podido mejorar en nada a la oligarquía. No ves que esa clase de "feministas" reniega de la mujer. Algunas ni siquiera se pintan... porque eso, según ellas es propio de mujeres. ¿No ves que quieren ser hombres? Y si lo que necesita el mundo es un movimiento político y social de mujeres... ¡qué poco va a ganar el mundo si las mujeres quieren salvarlo imitándonos a los hombres! Nosotros ya hemos hecho solos, demasiadas cosas raras y hemos embrollado todo, de tal manera, que no sé si se podrá arreglar de nuevo al mundo. Tal vez la mujer pueda salvarnos a condición de que no nos imite.

Yo recuerdo bien aquella lección del General. 

Nunca me pareció tan claro y tan luminoso su pensamiento. 

Eso era lo que yo sentía.

Sentía que el movimiento femenino en mi país y en todo el mundo tenía que cumplir una función sublime... y todo cuanto yo conocía del feminismo me parecía ridículo. Es que, no conducido por mujeres sino por "eso" que aspirando a ser hombre dejaba de ser mujer ¡y no era nada!, el feminismo había dado el paso que va de lo sublime a lo ridículo. 

¡Y ese es el paso que trato de no dar jamás!

Extracto del libro "La razón de mi vida" de Eva Perón - Capítulo XLVIII, titulado "El paso de lo sublime a lo ridículo".

13/10/15

OTRO ATAQUE EN EL ENCUENTRO NACIONAL DE "MUJERES" ... ESTA VEZ EL AQUELARRE FUE EN MAR DEL PLATA


En octubre del Año del Señor 2015, el odio a la Santa Fe no sólo se observa en el Cercano Oriente, también en la Argentina.


En la ciudad de Mar del Plata hordas antiteas llenas de odio agredieron a cientos de pacíficos ciudadanos y a personal policial, provocaron múltiples destrozos y robos en la ciudad, destruyeron el acceso a la Catedral, e intentaron profanarla e incendiarla. 

¡A esto hemos llegado, luego de décadas de promoción -directa o indirectamente- por parte de la partidocracia argentina de la inmoralidad relativista y toda clase de vicios, y de su absoluta inacción cómplice frente a los frutos de sus políticas!

¿QUÉ ESPERA EL ESTADO ARGENTINO PARA PROHIBIR DE UNA VEZ POR TODAS A LOS GRUPOS QUE PROMUEVEN EL ODIO HACIA LA IGLESIA CATÓLICA, Y SIEMBRAN EL CAOS Y LA VIOLENCIA?

¿No fue acaso suficiente la sangre derramada en el pasado en luchas fratricidas en nuestra amada Patria?

12/10/15

PERÓN Y LA CONQUISTA ESPAÑOLA EN AMÉRICA


Discurso del Gral. Perón del 12 de octubre de 1947, durante el Homenaje a Don Miguel de Cervantes en la Academia Argentina de Letras.

No me consideraría con derecho a levantar mi voz en el solemne día que se festeja la gloria de España, si mis palabras tuvieran que ser tan sólo halago de circunstancias o simple ropaje que vistiera una conveniencia ocasional. Me veo impulsado a expresar mis sentimientos porque tengo la firme convicción de que las corrientes de egoísmo y las encrucijadas de odio que parecen disputarse la hegemonía del orbe, serán sobrepasadas por el triunfo del espíritu que ha sido capaz de dar vida cristiana y sabor de eternidad al Nuevo Mundo. 

No me atrevería a llevar mi voz a los pueblos que, junto con el nuestro, formamos la Comunidad Hispánica, para realizar tan sólo una conmemoración protocolar del Día de la Raza. Únicamente puede justificarse el que rompa mi silencio, la exaltación de nuestro espíritu ante la contemplación reflexiva de la influencia que, para sacar al mundo del caos que se debate, puede ejercer el tesoro espiritual que encierra la titánica obra cervantina, suma y compendio apasionado y brillante del inmortal genio de España. 

Espíritu contra utilitarismo 

Al impulso ciego de la fuerza, al impulso frío del dinero, la Argentina, coheredera de la espiritualidad hispánica, opone la supremacía vivificante del espíritu. En medio de un mundo en crisis y de una humanidad que vive acongojada por las consecuencias de la última tragedia e inquieta por la hecatombe que presiente; en medio de la confusión de las pasiones que restallan sobre las conciencias, la Argentina, la isla de paz, deliberada y voluntariamente, se hace presente en este día para rendir cumplido homenaje al hombre cuya figura y obra constituyen la expresión más acabada del genio y la grandeza de la raza. 

Y a través de la figura y de la obra de Cervantes va el homenaje argentino a la Patria Madre, fecunda, civilizadora, eterna, y a todos los pueblos que han salido de su maternal regazo. Por eso estamos aquí, en esta ceremonia que tiene la jerarquía de símbolo. Porque recordar a Cervantes es reverenciar a la madre España; es sentirse más unidos que nunca a los demás pueblos que descienden legítimamente de tan noble tronco; es afirmar la existencia de una comunidad cultural hispanoamericana de la que somos parte y de una continuidad histórica que tiene en la raza su expresión objetiva más digna, y en el Quijote la manifestación viva y perenne de sus ideales, de sus virtudes y de su cultura; es expresar el convencimiento de que el alto espíritu señoril y cristiano que inspira la Hispanidad iluminará al mundo cuando se disipen las nieblas de los odios y de los egoísmos. 

Por eso rendimos aquí el doble homenaje a Cervantes y a la Raza.

Homenaje, en primer lugar, al grande hombre que legó a la humanidad una obra inmortal, la más perfecta que en su género haya sido escrita, código del honor y breviario del caballero, pozo de sabiduría y, por los siglos, de los siglos, espejo y paradigma de su raza. 

Destino maravilloso el de Cervantes que, al escribir el Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, descubre en el mundo nuevo de su novela, con el gran fondo de la naturaleza filosófica, el encuentro cortés y la unión entrañable de un idealismo que no acaba y de un realismo que se sustenta en la tierra. Y además caridad y amor a la justicia, que entraron en el corazón mismo de América; y son ya los siglos los que muestra, en el laberinto dramático que es esta hora del mundo, que siempre triunfa aquella concepción clara del riesgo por el bien y la ventura de todo afán justiciero. El saber “jugarse entero” de nuestros gauchos es la empresa que ostentan orgullosamente los “quijotes de nuestras pampas”. 

En segundo lugar, sea nuestro homenaje a la raza a que pertenecemos. 

La raza: superación de nuestro destino 

Para nosotros, la raza no es un concepto biológico. Para nosotros es algo puramente espiritual. Constituye una suma de imponderables que hace que nosotros seamos lo que somos y nos impulsa a ser lo que debemos ser, por nuestro origen y nuestro destino. Ella es lo que nos aparta de caer en el remedo de otras comunidades cuyas esencias son extrañas a la nuestra, pero a las que con cristiana caridad aspiramos a comprender y respetamos. Para nosotros, la raza constituye nuestro sello personal, indefinible e inconfundible. 

Para nosotros los latinos, la raza es un estilo. Un estilo de vida que nos enseña a saber vivir practicando el bien y a saber morir con dignidad. Nuestro homenaje a la madre España constituye también una adhesión a la cultura occidental. Porque España aportó al occidente la más valiosa de las contribuciones: el descubrimiento y la colonización de un nuevo mundo ganado para la causa de la cultura occidental. 

Su obra civilizadora cumplida en tierras de América no tiene parangón en la Historia. Es única en el mundo. Constituye su más calificado blasón y es la mejor ejecutoria de la raza, porque toda la obra civilizadora es un rosario de heroísmos, de sacrificios y de ejemplares renunciamientos. 

Su empresa tuvo el sino de una auténtica misión. Ella no vino a las Indias ávida de ganancias y dispuesta a volver la espalda y marcharse una vez exprimido y saboreado el fruto. Llegaba para que fuera cumplida y hermosa realidad el mandato póstumo de la Reina Isabel de “atraer a los pueblos de Indias y convertirlos al servicio de Dios”. Traía para ello la buena nueva de la verdad revelada, expresada en el idioma más hermoso de la tierra. Venía para que esos pueblos se organizaran bajo el imperio del derecho y vivieran pacíficamente. No aspiraban a destruir al indio sino a ganarlo para la fe y dignificarlo como ser humano... 

Era un puñado de héroes, de soñadores desbordantes de fe. Venían a enfrentar a lo desconocido; ni el desierto, ni la selva con sus mil especies donde la muerte aguardaba el paso del conquistador en el escenario de una tierra inmensa, misteriosa, ignorada y hostil. 

Nada los detuvo en su empresa; ni la sed, ni el hambre, ni las epidemias que asolaban sus huestes; ni el desierto con su monótono desamparo, ni la montaña que les cerraba el paso, ni la selva con sus mil especies de oscuras y desconocidas muertes. A todo se sobrepusieron. Y es ahí, precisamente, en los momentos más difíciles, en los que se los ve más grandes, más serenamente dueños de sí mismos, más conscientes de su destino, porque en ellos parecía haberse hecho alma y figura la verdad irrefutable de que “es el fuerte el que crea los acontecimientos y el débil el que sufre la suerte que le impone el destino”. Pero en los conquistadores pareciera que el destino era trazado por el impulso de su férrea voluntad. 

1492 - 12 DE OCTUBRE - 2015


"Somos ayer
porque el caudillo indígena
y el capitán hispano
mezclados en ceniza y en pasado
se asoman a mirar por nuestros ojos
como la raíz se asoma por el tallo"

Oscar Unzaga de la Vega, 
poeta boliviano