11/4/15

EL DON DE LA PAZ


De entre todas las palabras que resuenan constantemente a lo largo de los días de la Pascua, apenas encontraremos una que supere a la de “paz”. Saludo casi ritual (Shalom) entre los judíos de la época, por cierto, en los labios de Cristo la expresión adquiere una nueva y significativa fuerza, que brota de su victoria definitiva sobre el poder de la muerte. El fundamento de la paz que él propone y comunica, en efecto, no puede ser más sólido, pues se halla nada menos que en la seguridad de su dominio sobre las fuerzas del mal, manifestado de una vez para siempre en la mañana de Pascua.

“Pax vobis” (Lc. 24, 36; Jn. 20, 21. 26), “paz a vosotros”. Con estas palabras se presenta Cristo una y otra vez ante los Apóstoles, en el “lugar donde se encontraban (…)  por temor a los judíos” (Jn. 20, 19). La repetición del saludo, considerando las circunstancias que atravesaba la naciente comunidad cristiana, no deja de resultar paradójica, por la insistencia que revela en un momento en que la adversidad precisamente parecía ir en aumento. Lejos del mero formulismo, sin embargo, esta forma de hacerse presente el Señor entre los suyos tiene por fin recordarles, y recordarnos también a nosotros, la soberanía absoluta de Dios y de su Hijo Amado sobre el mundo y la historia, sobre las tinieblas del pecado y la muerte. Como dijera el papa Benedicto XVI, “Jesucristo es ciertamente la luz por antonomasia, el sol que brilla sobre todas las tinieblas de la historia” (Enc. Spe salvi, n. 49).

Desde luego, abundan también en la actualidad los discursos en torno al tema de la paz, que parece ser siempre prioritario en la agenda de los organismos internacionales y de los funcionarios políticos por doquier. Hay que recordar, con todo, que ya el mismo Cristo advirtió contra la ambigüedad que puede revestir la idea de la paz, cuando dijo a sus discípulos: “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da” (Jn. 14, 27). La paz de Cristo, pues, no se basa en la mera ausencia de conflicto armado ni en la sola concordia civil; ni tan siquiera consiste, a decir verdad, en verse uno mismo libre de tribulaciones e inquietudes en el orden personal, si bien es cierto que solo entonces existiría una paz perfecta, inalcanzable en este mundo signado por la fragilidad.

Ahora bien, cabría preguntarse en qué consiste la paz a la que estamos ya desde ahora llamados. En este sentido, el mismo Señor agrega: “No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (ibid.). Los temores, las zozobras, las inquietudes, las preocupaciones, las ansiedades, son, en efecto, otras tantas amenazas y obstáculos para la paz, en la medida en que se instalan en el alma y no la dejan descansar, como sucede con excesiva frecuencia, según lo comprueba la experiencia personal de cada uno. Jesús nos brinda, sin embargo, el remedio contra estos males, a saber, la confianza, de la cual brotan la paz y la alegría, como dones preciosos del Espíritu Santo.

No hace falta añadir que constituye un presupuesto ineludible de la paz el recto orden de las cosas, tanto a nivel social cuanto individual. Como decía San Agustín, “pax tranquillitas ordinis” (“la paz es la tranquilidad en el orden”). Orden en la distribución de los cargos, en el ejercicio de las distintas funciones, en el cumplimiento de los deberes y en la defensa de los derechos; pero también orden en los afectos, en las pasiones, en las ideas y en las decisiones, subordinándolo todo al valor supremo, que no es otro que Dios mismo y el cumplimiento de su santa voluntad.

El reino de Cristo es un reino de paz, pues Cristo es Él mismo, en términos de la Escritura, “Príncipe de la paz” (Is. 9, 6). El tiempo pascual viene precisamente a poner de relieve, entre otras cosas, este atributo del Señor, quien nos invita a depositar en Él toda nuestra esperanza, junto a la Santísima Virgen María, Reina del Cielo.

1/4/15

UN TROSKO EN HARVARD AUSPICIADO POR ROCKEFELLER ... NADA NUEVO, NADA DE QUE ASOMBRARSE.


Por Onésimo Burgalés

El pasado 26 de marzo, José Saúl Wermus, más conocido como Jorge Altamira, participó de la Serie de "Charlas Presidenciales 2015" en la Universidad de Harvard; evento organizado por la Asociación de Alumnos de esa casa de estudios y por el Instituto de Tecnología de Massachusetts y auspiciado por el Centro de Estudios para America Latina "David Rockefeller".

Algunos medios levantaron la noticia con asombro. Pero ... ¿Cómo es posible que el líder troskista del Partido Obrero y fiel representante de la IV Internacional en nuestro país sea invitado para disertar en Harvard y auspiciado por el usurero, multimillonario e hiper capitalista David Rockefeller?

A modo de ejemplo, es de destacar la sorpresa del "periodista" Sebastián Wainraich del programa "Metro y Medio" de Radio Metro; quien previo a entrevistar a Altamira dijo: "... Hubo de todo este fin de semana, pero hubo algo interesante: el Sr. Jorge Altamira del Partido Obrero ... ¿A donde dio una conferencia? ... vos me decís, estuvo en La Habana, en Cuba, en la sede del Partido Comunista de Chile ... No, estuvo en la Universidad de Harvard ... ¡Señoras y señores! Jorge Altamira ... Altamira buenas tardes, buenas noches (...) Me sorprende que te hayan invitado de Harvard" y el dirigente troskista le contesta hipócritamente "... Bueno a mí también ...".

Pero, parafraseando al "filósofo" contemporáneo Luis Barrionuevo, ¿De qué se sorprende el "rusitoWainraich? ... ¿Acaso no sabe que el propio León Trosky, cuyo apellido verdadero era Bronstein, fue financiado por las bancas ultra capitalistas para realizar su orgía de sangre durante la Revolución Rusa de 1917?

En efecto, es sabido que entre las aportaciones a la causa bolchevique se destacó la del financiero Jacob Schiff, de la Banca Kuhn Loeb & Co. Pero no fue el único también debe nombrarse a Felix Warburg, Otto Kahn, Jerónimo Hanauer, Max Breitung e Isaac Seligman, y a las entidades bancarias adscritas a la American International Corporation, como Chase National Bank de los Rockefeller, entre otras.

Lo dicho es corroborado por célebre Maurice Pinay, quien en el capítulo "Los Financieros del Comunismo" de su obra "Complot contra la Iglesia" establece que ya "a principios de 1919, el servicio secreto de los Estados Unidos de Norteamérica, entregó al alto delegado de la República Francesa en ese país un memorial en el que categóricamente señala la partición de los principales banqueros en la preparación de la revolución comunista rusa". Para indagar sobre los oscuros vínculos entre las bancas usureras y la revolución soviética se recomienda la lectura de la entrada "¿Quienes financiaron la revolución rusa y el marxismo?" del Blog Unidos x Perón, y las obras "El Cerebro del Mundo, la cara oculta de la globalización" de Adrián Salbuchi, "Historia del Anticristo" de Alberto Ezcurra Medrano, y la mencionada "Complot contra la Iglesia" (Tomo I) de Maurice Pinay.

Por lo visto Trosky y Altamira, o mejor dicho Bronstein y Wermus, no solo coinciden en el hábito de cambiar de nombre, ser correligionarios y destilar veneno clasista e internacionalista, sino que también comparten el mismo "mecenas", la banca Rockefeller.

Pero algún lector desprevenido se preguntará: ¿Como es posible está connivencia entre capitalismo y comunismo? ¿Acaso no son enemigos? Y la respuesta es no. No son enemigos sino que son dos caras de la misma moneda. Es decir la misma ideología de la globalización vista de distintos ángulos.

Adrián Salbuchi, en su obra citada supra, nos aclara la cuestión al expresar que "... ambos universalismos -el marxista y el capitalista- han tenido desde sus comienzos un conjunto de premisas filosóficas, metas y objetivos en común, que en muchos aspectos hizo que sus respectivas doctrinas resultasen simétricamente complementarias. La gran diferencia se verificó siempre en sus respectivas metodologías de implementación que innegablemente fueron diferentes y, en muchos aspectos, diametralmente opuestas". Y revela que "... la estrategia básica desde hace muchas décadas parecía haber sido la de lanzar a ambos 'experimentos' -comunismo y capitalismo- (...) sobre el planeta y luego dejarlos que se desarrollaran según sus propias dinámicas; que interactuaran y, dentro de determinados límites, que entraran en conflicto, para así fortalecerse mutuamente. Luego a su debido momento, la cuestión se reduciría a determinar cuál de los dos 'experimentos' resultaba más apto y viable para impulsar el gobierno mundial".

Lo expresado por Salbuchi lo corrobora Eisuka Sakakibara, director general de la Oficina de Finanzas Internacionales del Ministerio de Finanzas del Japón y miembro de la Trilateral Commission. En efecto, el globalista japonés publicó en el órgano de difusión del CFR (Foreign Affairs) de Septiembre y Octubre de 1995, que la Guerra Fría "no fue más que un conflicto entre dos versiones extremas del progresivismo: socialismo y capitalismo neoclásico. Ambas ideologías fijaron como meta una rápida y justa distribución del bienestar material ... La ex URSS y los Estados Unidos podrían clasificarse juntos como estados experimentales que brindaron al mundo dos alternativas distintas para el progreso". En definitiva, podemos afirmar desde una perspectiva teológica y agustiniana que se trata de dos alternativas inmanentistas para establecer la "Ciudad del Hombre" en detrimento de la "Ciudad de Dios".

Pero es de advertir que incluso no se debe descartar una mixtura de ambos experimentos. A este respecto, Salbuchi destaca la iniciativa de uno de los propulsores del nuevo orden mundial Zbigniew Brzezinski, cofundador de la Trilateral Commission y miembro del CFR, quien en su obra "Entre dos edades: el Rol de los Estados Unidos en la Era Tecnotrónica" de 1971, "... propuso a Occidente encontrarse 'a mitad de camino con el bloque comunista', lo que a su entender implicaba infiltrar al bloque soviético con tecnología, financiamiento y la metodología capitalista de la especulación, al tiempo que se permitía una gradual pero creciente influencia filosófica del marxismo en Occidente". Y concluye Salbuchi que "... nada mejor para controlar a grandes masas de trabajadores que la filosofía marxista, flexibilizada con la tecnología occidental y el estilo de vida estandarizado propuesto por los Estados Unidos como campeón universal del American way of life". Cualquier coincidencia con la actualidad no es pura casualidad ... lo vienen planeando como mínimo desde fines de la Primera Guerra Mundial!!

Por último es de destacar que todo esto ya era explicado por el General Perón en la década del '60. En su obra La Hora de los Pueblos, Perón decía que "el capitalismo y el comunismo soviético no son sino dos aparentemente contrapuestas pero en realidad de verdad, perfectamente unidas y coordinadas. Para comprobarlo, baste recordar 1941, cuando se aliaron para aniquilar a un 'tercero en discordia' representado entonces por Alemania e Italia. No es menos elocuente lo que sucedió en la Conferencia de Yalta en que ambos imperialismos se ponen de acuerdo y coordinan sus futuras actividades de dominio y explotación (...) Pero es que todo tiende a internacionalizarse alrededor de ello, lo que en último análisis es un triunfo del internacionalismo comunista. La masonería, el sionismo, las sociedades internacionales de todo tipo, no son sino consecuencia de esa internacionalización del mundo actual. Son las fuerzas ocultas de la revolución como son las fuerzas ocultas del dominio imperialista".

Por todo ello muchachos, y en especial para vos "rusitoWainraich ... no hay nada nuevo, nada de que sorprenderse.